“Año nueva, vida nueva”, es lo que suele aparecer en las imágenes que miles de personas comparten cuando iniciamos un nuevo año. Es, también, la esperanza de iniciar de cero, de tener nuevas oportunidades, de hacer cambios. Luego, después de las campanadas que marcan las 12, de abrazar a nuestros seres amados y de celebrar por todo lo alto, nos despertamos en un enero que, en realidad, se siente como cualquier otro día del año. Y hay un sentimiento muy extraño al darnos cuenta de que no hay una clase de magia que reinicie todo, no hay ningún botón secreto ni fórmula que nos lleve a sitios inesperados: nuestra vida continúa justo donde la dejamos.
Pero, honestamente, con todo lo que nos ha costado llegar hasta aquí, ¿por qué deberíamos empezar de cero?
Descubrí esta playlist en Spotify que me pone en el mood ideal para leer y escribir, por si quieren ponerla de fondo mientras leen esto, como para acompañarnos con sonidos en la distancia.
Hoy en una reunión del trabajo una de mis jefas nos preguntó cuáles son nuestras resoluciones de año nuevo, qué cosas nuevas queremos probar. Y lo cierto es que, por primera vez en toda mi vida, son muchas más las cosas que me gustaría mantener que conseguir. Hay una clase de empuje constante por alcanzar cosas nuevas, pero nadie nos muestra cómo conservar las que tenemos.
Este 2023 lo inicié en otro país después de que mi pareja organizara un viaje sorpresa. Volamos a Ginebra, en Suiza, y nos hospedamos en un Airbnb en Annecy, en Francia. Somos amantes de las montañas, así que fueron días completos de senderismo, de comer ensaladas que cargábamos en la mochila con vistas increíbles, de perdernos por ratos para solo caminar, caminar…
Vimos nieve, vimos un glaciar y ¡entramos en él! Salté como una niña pequeña cuando llegamos al pueblo de Chamonix, que es uno de los sitios más cercanos al Mont Blanc y, honestamente, fui feliz. A las 12 de la noche estábamos frente al lago de Annecy dándonos cuenta de que somos muy viejos para divertirnos rodeados de personas alcoholizadas y estuvimos hasta las 2 de la mañana jugando juegos de mesa bebiendo cremant (es una clase de champagne pero que no es producido en la región de Champagne, por lo que no puede llevar este nombre aunque el proceso para producirlo sea el mismo). Quiero conservar esto para siempre en un sitio de mi corazón que no envejezca, quiero no olvidar esa sensación de despertar el 1 de enero del 2023 junto a la persona que amo en una ciudad desconocida lista para aventurarnos en alguna nueva locura.
Pero esta magia no es porque 2023 haya empezado, es una magia que se ha cultivado por mucho tiempo y esta es solo la continuación. Nado aún en el agua de un río apacible llamado amor porque aposté por esta aventura, y por primera vez después de muchas derrotas, acerté.
Este año será solo la continuación de lo que hagamos, pero la mejor parte es que no necesitamos de un cambio de calendario para sembrar cosas bonitas, o para mirar un río apacible y decidir aventarnos a él. No hay tiempo perfecto para empezar, así que hablemos de continuaciones.
Resoluciones del 2023. ¿Qué quiero continuar?
Quiero seguir escribiendo. El 2022 ha sido uno de los años en los que más he retomado el hábito de escribir. Creo que fue porque mucho del caos que viví durante los últimos años se ha disipado y mi cabeza puede volver a tener el espacio creativo necesario para derramar tinta. Estoy agradecida, pero también muy recargada para que este año pueda continuar redactando aventuras.
Quiero continuar queriendo mucho, y mejor. Les compartí hace poco cómo en 2022 aprendí a valorar más a mis amigas, y cómo el significado de amistad se potenció muchísimo. Asimismo, cada vez hago más llamadas con mi mamá, que era un hábito que teníamos un poco abandonado, y eso me hace feliz. Querer me hace sentir completa. De alguna forma también aprendí que no necesito tener muchas amigas, sino las necesarias para calentar el corazón y sentir que todo es franco y verdadero.
Quiero seguir con la relación sana con mi cuerpo que he construido hasta ahora. Este año entré al gimnasio y aunque lo tuve que abandonar por un par de meses debido a la mudanza, lo retomé y ahora es una parte importantísima de mi rutina. No tengo abs, no tengo los músculos marcados, no soy la imagen de la chica fit tradicional, pero, amigas, mi cuerpo es mucho, muchísimo más fuerte. Es muy satisfactorio mirar cómo estas piernas fuertes por entrentarlas me llevan a tantos lugares.
Quiero continuar trabajándome profesionalmente. No hablo tanto de mi “otra vida”, que es la profesional, por aquí. Pero durante el último año ha sido muy emocionante darme cuenta de que el giro que le di a mi profesión me puede salir bien, que aprendo, que ejecuto, que me alineo, que crezco también ahí. Me gusta muchísimo mi trabajo y quiero continuar disfrutando de un trabajo que me permite crecer, pero también tener una vida aparte.
Quiero seguir sintiéndome orgullosa de mí por las cosas pequeñas. Durante años fui la clásica nerd de buenas calificaciones. Recuerdo el estrés que me causaba querer ser la mejor. Había un propósito enorme detrás, que era tener una beca universitaria para liberar a mis padres de pagar sumas de dinero inimaginables, pero ese estrés de querer ser la mejor nunca te abandona incluso cuando ya estás establecida, y puede ser una pesadilla para tu día a día. El síndrome de la impostora creo que nació en mí cuando dejé de tener calificaciones para medirme y todo empezó a ser la vida real, ¿con qué vara me medía?, ¿a dónde encontraba la satisfacción de saber que lo estaba haciendo bien? No tengo esta parte taaan controlada, pero empecé a darme cuenta de que los logros están en cosas pequeñas mucho más que en cosas enormes que siempre me van a hacer sentir vacía porque siempre habrá algo más grande que alcanzar después.
Estoy segura de que la lista de cosas que continuar se puede extender infinitamente, pero mi punto con esta lista es que todo esto es realista porque son cosas que ya inicié. No me estoy proponiendo una dieta restrictiva y ejercitarme siete veces por semana, sino continuar con las decisiones que ya tomé y mantenerlas. Ser alguien de actos y no de promesas.
Honestamente, sé que puede que durante este año nazcan cosas que no están aquí, y que sean nuevas, pero para mí todo se extiende en la línea de cosas empezadas: serán tan solo consecuencias de las decisiones que ya he tomado. No me tomó un año sembrar lo que hoy cosecho, así que estoy lista para continuar obteniendo nuevas semillas para conocer nuevas flores o espinas en el camino.
El año nuevo es emocionante porque abrimos una nueva página en blanco, pero tenemos todo el libro detrás que conduce nuestra historia: tenemos la tinta necesaria para escribir las historias más maravillosas, así que sigan la línea conductora de su trama y estírenla al sitio donde sonrían más, incluso si la felicidad completa todavía no llega.
Queridas amigas: qué alegría leernos este nuevo año. Gracias por estar, por continuar, este espacio me hace sonreír cada vez que lo revisito, espero que también las haga muy felices.
Un abrazo gigante y nos leemos pronto,