He tenido que reescribir esta newsletter porque olvidé guardar mi última versión. Debo confesar que estoy enojada conmigo misma porque he llegado a casa un poco tarde y me estoy debatiendo sobre si debería realmente reescribir, volver sobre mis pasos, pero creo que sí. Porque el tema del que quiero hablar es importante para mí, porque hace semanas que le doy vueltas a lo mismo y porque además las cosas se han alineado para que pueda enriquecer lo último que escribí. Un resumen básico y rápido de lo que había escrito antes: el amor romántico mata, el amor romántico asfixia, el amor romántico nos lleva a escenarios desesperados donde nunca dejamos de vernos como víctimas.
Ahora sí, a por ello. Creo que no soy la única persona que creció viendo telenovelas, ¿verdad? Soy, de hecho, parte de la generación de niñas mexicanas que miró novelas donde las protagonistas tenían su edad y atravesaban por cosas de niños, de adolescentes con las que creía que podía sentirse identificada. Soy también parte de la generación que vio Rebelde y se intoxicó con lo que el amor y los problemas representaban para una sociedad que no reflejaba mi realidad, pero a la que quería parecerme. Esto, sumado a las princesas de Disney, me marcó de muchas formas: aunque incluso hoy en día me cueste admitirlo algunas veces todavía siento que el amor debe rescatarme.
En las telenovelas, en las películas, el amor no le llegaba a una persona feliz, ni saludable. El amor le llegaba a las almas en desgracia, a las personas con problemas, a quienes sufrían. Y venían a solucionarlo todo. Una de las cosas que siempre detesté es que el amor se veía como un enredo, como un nudo que de alguna forma termina destensándote a ti. Y cuando eso pasa aparece en la pantalla el “vivieron felices para siempre”. Sin embargo: ¿qué pasa con las personas felices? ¿Cómo se ven los amores saludables? ¿Qué rasgos caracterizan a las parejas que se aman? Eso, queridas amigas, nadie me lo enseñó.
De alguna forma todo se ha tratado de pensar que el amor te salva de lo peor, incluso de ti misma. El amor es una clase de Dios que te quita la responsabilidad de ser tú, de hacerle caso de tu vida. El amor es la droga que te hace cerrar los ojos y “ta raaan”, abrirlos en un lugar mejor. Pero es como si no tuvieras que hacer nada, como si fuera un milagro. El amor es una total fantasía de la manera en que lo aprendemos.
Porque amor es comunicación. Amor es mucho, muchísimo trabajo de uno mismo. Amor es abrir tus puertas y ventanas y aprender a traducírselas a otra persona. Amor son también plazos donde no pasa “nada emocionante” y creo que eso es lo más emocionante en realidad. El día a día, pasar tu vida con alguien, que tu relación a veces no es protagonista, pero es quien te aprieta en las noches donde hace frío, quien te enseña a ser un poquito más tú porque te vas descubriendo en tu manera de amar a otro ser humano.
Amor, para mí, son las mañanas lentas de los domingos, son que mi pareja sabe cómo me gusta el café y me lo prepara antes de irme al trabajo. Amor es repartirnos las tareas nada “increíbles” de la casa, es preparar la cena juntos y comerla a la luz de un par de velas que hace meses no prendemos. Es sonreírnos al comprar una nueva planta, abrir las puertas y que entre la luz por la mañana.
No son los grandes dramas de las películas, no son grandes gestos de amor. Amor tampoco es que un chico vuele a Francia por un solo día a comprarme mis macarrones favoritos en Ladureé pero que me maltrate el resto de días (ojo con ese guiño a Gossip Girl y a lo que nos enseñaron a esperar). Amor no es una primera cita en un jet privado (este guiño va al documental de Netflix The Tinder Swindler, si no lo han visto se los recomiendo muchísimo).
Creo que una de las cosas que he intentado últimamente es escribir de lo que pasa en el felices para siempre, en extenderlo, en hablarlo, en reflejarlo. Tenemos que escribir más de amores sanos y normales, tenemos que ayudar a que más personas puedan sentirse identificadas con los gestos de “amor bonito” y no con los celos del hombre rico que algún día se enamorará de la pobre (por exagerar los grandes gestos del cuento más cliché de la historia).
No, no te cela porque te ama. No, no te prohíbe cosas porque te quiere tanto, tantísimo, que no puede pensar en compartirte. No, no va a cambiar por ti y se va a convertir en el hombre de tus sueños. O puede que sí, pero no será sano, no será bonito, no será una epifanía que tenga una gran revelación.
Vive amores sanos y deja de buscar las emociones que duran poquísimo porque una película te dijo que es lo que hay que hacer. Y, si quieres esas emociones, vívelas porque las quieres tú, porque has meditado y tomado una decisión.
Y, ojalá, algún día decidas buscar la versión de amor que más feliz te haga. No hay amores perfectos, pero hay amores que sí que ayudan a impulsarnos. Ya no hablo solo del amor romántico, están también las amistades que nos empujan a ser mejores, la familia que realmente sobresale por algo más que la sangre. Y está el trabajo que nos toca a nosotras, la “chamba” interna que nos permite ser las personas saludables que están listas para compartir su vida con alguien.
La semana pasada no celebré San Valentín, pero viví una semana bonita con mi persona favorita. Pasamos días de películas, caminatas, charlas, reflexiones, comida y mucho cariño. Empecé, también, un nuevo trabajo y me vestí como persona otra vez después de trabajar tanto tiempo desde casa en pantalones de pijama -amo el teletrabajo, pero debo admitir que volver a vestirme como una profesionista y el salir de casa me dieron mucha vida-. Siento que estoy creciendo mucho como persona y que eso me está ayudando mucho a crecer en mi relación, a aprender más de mi pareja y a sentirme más plena.
Espero que ustedes también se hayan dado una dosis de amor propio estos días, que se hayan mimado y hayan cultivado su relación más importante: la que tienen con ustedes.
¡Bonita semana! Y nos leemos pronto.
Es increíble lo que escribes, y cómo encaja en ciertas partes de mi vida. Te leo desde hace muchos años y admiro la forma en la que has crecido. Un abrazo :3
siempre es un agrado leerte, creo que estamos conectadas o no sé si sea por lo del mes de amor, pero estaba por escribir algo similar, aunque no de las parejas sino sobre los tantos tipos de amores. Nos leemos en la próxima