Facebook tiene una herramienta de doble filo que puede arrancar sonrisas y lágrimas en partes iguales. Hablo del famoso recordatorio de posts, fotografías o cosas compartidas años atrás. Es una clase de gatillo que apunta hacia el pasado y que se entierra en el presente porque lo cierto es que todo lo que está ahí pertenece a otra versión de nosotras, pero también a personas que ya se fueron de nuestra vida.
Hace días Facebook me recordó un par de fotografías que me transportaron al 2012. Estaba con personas a las que hace meses no les hablo, con una sonrisa que, aunque parecía auténtica, yo, con acceso privilegiado a mi persona, sé que no lo era.
A esa versión de mí me encantaría poder decirle tantas, tantas cosas. Y como no puedo -y gracias al cielo, porque lo bueno y lo malo me trajeron hasta donde estoy- se me ocurrió escribir esto. También como un recordatorio de que en diez años estoy segura de que la Paola de 36 tendrá mucho que contarme -y ojalá lo haga.
En el amor siempre he sido una inexperta en la práctica, aunque Paola de dieciséis acababa de abrir Garganta de algodón y recibía mensajes de mujeres de todas las edades hablándole de “usted” porque pensaban que era una señora por su forma de escribir acerca del amor. Aun así, con todo lo que sé que ella no sabía, le diría:
El amor es menos emocionante de lo que esperas
Y si lo estás leyendo no me malentiendas. Es emocionante, pero no como tú crees. No es fuegos artificiales incendiándolo todo. Vas a descubrir que amor es una tranquilidad apacible que se mantiene estable, y que te ayuda a mantenerte estable. Disfruta leyendo acerca de todos esos chicos malos, pero por favor aprende que no es con ellos con quienes termina la historia. No te preocupes, tendrás un par, pero llegará el bueno.
Las amigas también rompen el corazón
Sé que eso ya lo sabes, porque a los dieciséis ya habíamos pasado una ruptura de amistad muy fuerte, pero creo que es importante que entiendas que lo que nos dolió volverá a pasar, dolerá más. Y valdrá la pena. Valdrá la pena que nos rompan el corazón esas amigas que nos enseñan todos los días que también tenemos que trabajarnos como amigas. Y esto me lleva al siguiente punto:
Perderás a casi todas las amigas que tienes
No me refiero a que todas te romperán el corazón, pero viendo las fotos que he visto ahora sé que ya casi no hablamos con casi ninguna de ellas. No pasará nada, solo distancia y tiempo. Y está bien. No te puedo decir que dejaremos de hablar con ellas para siempre, pero tu yo de veintiséis vive en otro país y a veces la vida pone paredes ahí donde la distancia se abre. Aprenderás a valorar a esas amigas con las que hablas poquito de vez en cuando, así como valorarás a esas amigas que tienes cada día y que te extienden sus brazos cuando lo necesitas.
Photo by Simon Maage on Unsplash Romperás corazones
Es un hecho que puede parecer obvio, pero nadie nos prepara para ser la villana de una historia. Y lo cierto es que pocos consejos se dan para cuando tú te equivocas y quiebras el corazón de alguien que te quiere. Así que aquí te va: no podemos evitar lo que sentimos, ni lo que dejamos de sentir. Sé amable, termina las cosas con cariño porque es lo que merece quien te dio tanto amor. Y está bien regarla, lo que no está bien es ignorarlo y hacer como que ahí no pasó nada. Trabaja en tus errores y pide disculpas cuando haga falta.
Te vas a enamorar de la persona equivocada
Y te va a costar mucho admitir que esa persona no es para ti. Porque lucirá exactamente como siempre esperamos. Pero no te dejes engañar: mira más allá del presente, de lo que sientes, pregúntate cuánto tiempo puedes mantener el castillo de arena al que las olas azotan un poquito cada día. Inevitablemente llegará la tormenta, y aunque no te arrepentirás jamás de lo que sentiste sabrás que no estuvo bien.
Y seguirás con tu vida.
Necesitarás amor en lugar de quererlo
Tendremos una etapa horrible donde vamos a querer que el amor nos rescate. Intentaremos que nos dé felicidad y no podrá. No será su culpa totalmente, cargaremos con una buena parte de la culpa porque la realidad es que estaremos muy rotas y querremos que el amor pegue lo que solo el amor propio puede hacer. Viéndolo desde aquí sé que será menos cruel de lo que sentiremos que fue en cuanto suceda, pero necesitamos esa lección de vida para saber que para florecer no necesitamos del amor. Eso sí, te prometo que llegará quien cuide de nuestros pétalos.
El amor propio nos va a rescatar
Esto es lo último, y aunque suena a frase de “autoayuda” tendremos un momento precioso donde, después de lastimarnos, regarla, ignorarnos y callarnos, nos miraremos al espejo y se sentirá diferente. Vamos a poder mirarnos como quienes somos y dejaremos de buscar perfección. El amor ahí estará listo para entrar en nuestra vida no para llenarnos, sino para acompañarnos. Y nos queda un largo camino, pero lo que hemos recorrido ha sido increíble. Finalmente nos gustamos en serio.
Querida yo de dieciséis: me encantaría que pudieras ver lo que es nuestra vida ahora porque estoy orgullosa de lo mucho que te estás esforzando por traernos hasta aquí.
Queridas amigas, espero que leer esto les haya traído recuerdos bonitos de sus yo de dieciséis años, o de quince, o de catorce, no importa. La verdad es que considero precioso poder mirarnos desde el futuro y aunque sabemos que la regaremos y nos equivocaremos, poder apreciar lo que hemos trabajado para darnos pilas y seguir trabajándonos.
Cuéntenme: ¿qué le dirían a su yo de dieciséis? Las leo en Instagram, Facebook o si responden a este mail.
Las abrazo con fuerza. Nos leemos pronto,