7 cosas que aprendí de mis relaciones tóxicas
Sobre queremos tanto, pero tanto, que no dejemos que otro nos quiera menos
No nos vamos a mentir: una de las sensaciones más horribles en el mundo es sentir que molestas a alguien a quien amas. Iniciar discusiones de lo que parece ser nada porque te sientes herida y no poder entender cómo encajar lo que un día parecía que entraba con tremenda naturalidad.
Escribí un tuit esta semana que les comparto por aquí:
Escribirlo me trajo de vuelta a un par de años atrás y a la relación que más me enseñó de quién no me gusta ser. Porque aunque ahora pueda intentar justificar mis acciones a través de la “fotografía completa” de la relación, la verdad es que me sentía muy, muy poco yo, era como si nunca pudiera tener control sobre mí misma. Escribía mensajes que después borraba, lloraba en medio de discusiones “normales”, y tenía la capacidad de convertir cualquier conversación en un problema grande, gigante, enorme. Me sentía insegura, necesitaba mucho, muchísimo amor y todo culminó no solo en una pelea que escaló a los gritos, sino en una llamada a las dos de la mañana donde le dije a esa persona que me había lastimado, que no me gustaba la persona que era con él y que no podía creer lo pequeña que me sentía a su lado.
Pero antes de esa conversación, antes de esas lágrimas, recuerdo decirme a mí misma: “tú no eres la persona que él ve”. Porque frente a sus amigos me trataba como si fuera tonta, le gustaba explicarme cosas como se las explicarías a una niña de seis años y burlarse si desconocía algo. Además, tenía esa capacidad de hacerme ver mis defectos, de hacerme sentir aburrida, de hacerme parecer como alguien totalmente fuera de lugar. Y, se los juro, mientras lo escribo no puedo creer que no pudiera darme cuenta, y que además le jurara a todas mis amigas que era un hombre increíble, que quería estar con él.
Por eso, me puse unas reglas de oro que me han ayudado en mis relaciones posteriores. Y aunque esto viene de una experiencia muy, muy personal, la verdad es que me haría feliz que pueden ayudar a alguien. En un punto de mi vida de verdad sentía que no salía el sol, pero hoy creo que nunca brillé más que cuando entendí que a veces puedes llegar a apagarte por alguien.
Sin añadir más contexto, aquí están esas cosas que considero que debemos tener en cuenta en una relación para llevarla al terreno más sano posible:
No estás loca, se llama intuición. Ese clásico de “el que busca, encuentra” que nos alienta a no ir a la profundidad de las cosas, es una tontería. Si bien es cierto que nada, ni siquiera la intuición, es 100% infalible, la mayoría de veces cuando sentimos que hay algo más de lo que podemos apreciar en la superficie, lo hay.
Mira muy bien cómo trata a las personas a su alrededor. Salí una vez con un chico que trataba a los meseros y a la gente de cualquier tienda fatal. Con todas las películas absurdas que había visto en mi adolescencia, pensé que “a mí me trataría diferente, porque YO ERA DIFERENTE”. Pues no, amigas, una persona que trata mal a quienes ve como “inferiores” tiene serios problemas consigo mismo y tarde o temprano estarás en la lista de maltrato.
Quien te ama no invalida tus sentimientos. Cuando salió el video de All too well: The short film, recuerdo que una de las cosas que más me impactó es la discusión que tienen y cómo aunque ella intenta explicar las cosas que la han molestado, o hecho sentir pequeña, él invalida todo y le dice que no tiene ningún argumento. Al final terminan abrazados, pero la incomodidad de ella no se va. Una persona incapaz de hacer una introspección y admitir sus errores, o que no intenta entender por qué algo te molesta, nunca será una relación donde puedas hablar abiertamente de tus sentimientos y considero que no hay nada más peligroso que eso.
El amor es fácil. A ver, no que sea fácil porque nunca haya problemas, o porque todo siempre es color de rosa, pero el amor, se los juro, no es forzar algo hasta hacerlo encajar. El amor fluye, es un caudal constante donde no hace falta tener que esforzarse constantemente por el amor o aprobación del otro. No es una carrera, no es una competencia, simplemente es. No nos mintamos creyendo que las historias de amor verdadero son las que vencen los obstáculos si el obstáculo es tu pareja y su falta de querer.
Una buena pareja quiere tu felicidad. Aunque suene a locura, puede pasar que tu pareja tenga celos, o envidia de tus éxitos. Eso, de alguna forma, es inevitable, pero no saber afrontarlo con madurez y actuar con el ego herido puede afectar muchísimo una relación. Alguien que te ama aunque sienta un sentimiento de envidia, buscará que seas feliz y exitosa y le hará auténticamente feliz que triunfes.
Igualdad no es dividir las cosas a la mitad. En el pasado luché mucho respecto a cómo percibía que un hombre pagara la cuenta. Para mí, de alguna forma, tenía un dejo de “comprarme”, de dejarlo pagar por mi amor. Ahora, después de un tiempo, he aprendido a hablar mucho más abiertamente de mis finanzas personales y mis finanzas de pareja, y al entender en qué situación económica está él y en cuál estoy yo podemos dividir todo más “adecuadamente” porque dividir a la mitad no siempre es lo más igualitario. Entendí que a veces que alguien te pague la cuenta no es un estado de compra-venta, sino de entender el contexto en que cada uno se encuentra en ese momento de la vida. Asimismo, que hay momentos donde el que yo le invitara cosas a mi pareja no lo hacía “menos hombre” y que el que sintiera esto hablaba de cosas negativas que nos rebotarían en la relación después.
Las parejas evolucionan. Las personas evolucionan. Juntas y separadas. Todos cambiamos y exigir que seamos los mismos es una tontería porque debemos intentar dejar que nuestra pareja se construya a la par que nos construimos. Aprendemos. Evolucionamos. Aceptar que hay cosas de tu pareja, buenas y malas, que cambiarán, te ayudará a enfrentar mejor la relación. Habla las cosas a tiempo, no dejes que se atasquen, porque mañana tu pareja y tú serán personas distintas que pueden aprender mucho del otro en el camino.
Principalmente, queridas amigas, el amor es bonito. El amor aporta muchísimo a nuestras vidas, y aunque tenga sus ratos difíciles, en un balance no debería ser lo que nos provoque tormento, o ansiedad, sino lo que nos proporcione las buenas dosis de felicidad. Si sienten que están en una relación tóxica, o poco sana, priorícense. Sé que es más fácil decirlo que hacerlo, pero una de las cosas que más me marcaron durante mis relaciones fue entender que cuando me quiero, cuando entiendo mi valor, no permito que nadie pase encima de mí.
Así que quiéranse con toda su fuerza.
¡Nos leemos pronto, queridas amigas! Gracias por seguir estas letras y por favor, si quieren dejar algún comentario, me encantará leerlas.
creo que todos alguna vez estuvimos en una relación toxica, ya fuese amorosa, de amistad e incluso familiar y no nos dimos cuenta hasta que (gracias a dios) logramos salir de ella.